El 3 de junio de 2015 se realizó una gran
manifestación en diferentes ciudades del Conosur llamada #niunamenos con el fin de poner un límite a la escalada violencia
de género.
Estimulada por semejante repercusión, decidí hacer un cortometraje en ese contexto acerca de la violencia sutil que se filtra a través de las actitudes y los prejuicios machistas, de hombres y mujeres en la vida cotidiana, que naturalizamos como una idea patriarcal implícita que subyace en los vínculos entre el hombre y la mujer, como si el hombre gobierna el estado animico y general de la mujer, como si el sufrimiento fuera un sentimiento natural de la mujer, pero que surge desde la mas mínimos gestos como ignorarla, no darle respuestas ni explicaciones, ni disculpas, mentirle, engañarla o juzgarla, entre otros habituales gestos que vivimos a diario, promoviendo una idea confusa del amor.
En una sociedad donde los vínculos entre hombres y mujeres se forjan con esa matriz y donde muchas personas se han quedado detenidas en el tiempo con una idea de la mujer que no es, se convierte en un caldo de cultivo para que surjan hechos de violencia que en lugar de ser repudiados y ajusticiados, muchas veces se justifican con frases macabras de todo tipo que terminan alimentando mas violencia.
Estimulada por semejante repercusión, decidí hacer un cortometraje en ese contexto acerca de la violencia sutil que se filtra a través de las actitudes y los prejuicios machistas, de hombres y mujeres en la vida cotidiana, que naturalizamos como una idea patriarcal implícita que subyace en los vínculos entre el hombre y la mujer, como si el hombre gobierna el estado animico y general de la mujer, como si el sufrimiento fuera un sentimiento natural de la mujer, pero que surge desde la mas mínimos gestos como ignorarla, no darle respuestas ni explicaciones, ni disculpas, mentirle, engañarla o juzgarla, entre otros habituales gestos que vivimos a diario, promoviendo una idea confusa del amor.
En una sociedad donde los vínculos entre hombres y mujeres se forjan con esa matriz y donde muchas personas se han quedado detenidas en el tiempo con una idea de la mujer que no es, se convierte en un caldo de cultivo para que surjan hechos de violencia que en lugar de ser repudiados y ajusticiados, muchas veces se justifican con frases macabras de todo tipo que terminan alimentando mas violencia.
Es hora de hacer un cambio cultural paradigmático
de lo que hoy es la mujer y el hombre, establecer límites e identificar
temprano al menor gesto de abuso y maltrato; que se haga conciente en todos nosotros que conformamos la sociedad, para contener a la víctima y evitar que el abusador siga
agrediendo. Estas ideas flotan en el espíritu de este corto.
In this kind of context some people justify mistreatment and abuses of all kinds, against women...
This simple story is to raise awareness of this scourge. It is time to make a change of cultural paradigm of what today is a woman and a man, set limits and early identify the slightest gesture of abuse; to become conscious in all social actors to contain the victim and prevent the abuser continue attacking. In this short and simple story fleet this spirit.
La marcha de #niunamenos no solo me impulsó a querer participar con mi presencia sino que me estimuló a generar un hecho creativo. Dada mi profesión, encontré en el cine, una vez más, una forma de expresar mi punto de vista acerca de la problemática que padecemos las mujeres: la violencia de género.
A diario vemos en las noticias la crueldad de los casos de mujeres abusadas, violentadas y hasta muertas a causa de la violencia de género, generando una escalofriante estadística en Argentina de una muerte cada 31 horas.
Esto me llevó a reflexionar qué nos pasa como seres humanos y sociedad para que esto pase.
En ese análisis y a partir de experiencias propias y ajenas, me interesó hacer un registro audiovisual de una historia que refleje esa violencia sutil que circunda en nuestra sociedad y que hace posible y plausible que el maltrato físico y psicológico finalmente ocurra. Como si hubiera un halo de legitimidad, una cadena previa de hechos mancomunados y tejidos entre todos, inconscientes e implícitos, en hacer padecer y sufrir a la mujer como una norma preestablecida por la sociedad patriarcal que busca poseer a la mujer como un objeto que circunde su ego en crisis frente a este nuevo rol de la mujer que comenzó a tomar en las últimas décadas y que ya es un hecho inapelable.
Ver como la convocatoria iba tomando forma masiva me generó por un lado angustia por ver la cantidad de mujeres que se vieron identificadas en la convocatoria, pero por otro me hizo sentir bien porque todos aquellos padecidimientos, a veces sutiles y a veces más profundos, que sufrí en mi vida, los vi reflejados en cada una de esas mujeres que asistieron a la marcha. Entonces, me sentí acompañada.
La plaza abarrotada de personas, sobre todo mujeres, me hizo dar cuenta de que no estamos solas, ni son casos aislados, ni pertenecientes a algún sector marginal de la sociedad, ni es producto de las estereotipadas y estigmatizadas frases patriarcales que justifican sus agresiones y maltratos, no solo de parte de hombres sino también de mujeres machistas, que siguen el juego de la sociedad patriarcal.
Algo tenía que rescatar de todo ello que se estaba palpitando previo a la marcha, y que decantó en semejante gesto masivo y unánime de convocatoria.
Esta horrorosa realidad pide un cambio paradigmático cultural en los vínculos humanos, no solo entre el hombre y la mujer sino entre todos los tipos de vínculos y actores sociales que la integran.
Este humilde corto pretende colaborar con ese cambio. Estoy convencida que cada una de esas personas que asistieron o apoyaron la marcha desde algún lugar, promovieron desde nuestros propios espacios un cambio, ponemos en evidencia la mujer que somos en realidad y no la que nos quisieron convencer que somos, durante siglos y milenios.
Percibo a esta marcha, como un punto de inflexión que merecía su registro, perpetuado en una pequeña historia que de cuenta de este momento de cambio que recién empieza (sin desestimar las luchas de los movimientos feministas que permitieron que hoy votemos, estudiemos, trabajemos y vistamos como queremos entre otros avances que a veces desestimamos).
Quise abordar entonces, esa violencia sutil que forma parte de esta matriz social que construimos nosotros mismos en nuestros vinculos, que por falta de limites o cierta conciencia, dejamos grietas por las que se filtra la violencia física. Esa violencia sutil que mal toleramos y que a veces sin darnos cuenta o dándonos cuenta... realizamos a diario a través de frases y gestos hirientes, que no permiten dejar vivir feliz y libre a las personas a su gusto, sino que ignoran a la mujer, subestimandola en su condición humana.
Y me incluyo en el relato ya que parte de este cambio es hacerse cargo uno mismo de esa contaminación que nos dejó filtrada en nuestra educación sin darnos cuenta, a través de ideas que en realidad no compartimos porque no nos pertenecen, que repetimos sin pensar haciéndolas carne propia cuando en realidad nos fueron inculcadas y debemos erradicarlas de nuestros principios fundamentales como personas. Ideas que llevan a la mujer hacia un lugar único, pasivo, domesticado, supuestamente débil y frágil, donde si no se cumplen las normas preestablecida de ser bella-delgada-vestirse de determinada manera-ser sensual pero no tanto (por si acaso)-casarse-tener hijos-criarlos-ser buena profesional, etc, etc, impulsa a la mujer hacia un lugar de ansiedad y frustración inmanejable que vemos a diario, porque naturalmente no puede cumplir con semejantes responsabilidades. La que no lo cumple, automáticamente es señalada como diferente, errada, extraña, y que "algún problema o patología tendrá". Al no cumplir las expectativas del hombre machista y con una sociedad que estigmatiza en ese rol de cumplimiento de metas y objetivos se lo justifica sin darse cuenta, entonces.... ahí sucede frente al intolerante violento el hecho que en realidad no queremos: #niunamenos.
Se que la autocrítica no esta de moda pero es hora que esté. Y que cada uno de nosotros nos responsabilicemos por nuestros actos, porque todos constituimos esta sociedad.
Estilos de mujeres hay tantas y diversas como las que existen, y deseo vivir en una sociedad donde cada una pueda dar rienda suelta a su forma de vida, hábitos, costumbres, ideas, decisiones que pueda tomar sobre su cuerpo y nadie ni nada la gobierne sino ella a si misma. Todos debemos revisar en nuestras propias vidas, nuestras ideas, comentarios, gestos hacia los demás, tanto hombres como mujeres, porque debemos hacerlo por cada una de esas víctimas que murieron, por nosotras mismas y por una sociedad mas tolerante y sana.
Un hombre nuevo tiene que replantearse todo esto, y nacer frente a esta mujer también nueva, que siempre estuvo sometida a las reglas del universo patriarcal.
En la historia de Dolores, flota este espíritu.
Que este corto colabore con la reflexión para los hombres y mujeres, para que nos reencontremonos desde el respeto, consideración y cuidado y reconstruyamos una sociedad más sana, desaprendiendo del sistema patriarcal.
Marina Zeising, 2016
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